lunes, 5 de marzo de 2007

NUESTRA VICTORIA

Juan 5:4-5
Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe.
¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios?

Todo aquel que cree que Jesús es el hijo Dios, ha nacido de Dios y por su fe a vencido al mundo.
Esta victoria es irrefutable y eterna, como hijos de Dios, somos más que vencedores por medio de aquel que nos amo y absolutamente nada podrá cambiar eso.
Pero, ¿Porque son tan pocas las veces que nos sentimos victoriosos frente al mundo? Eso es porque todavía nos manejamos bajo los parámetros del mundo. Para el mundo la victoria esta dada por los resultados, cuando obtienes lo que quieres en el momento que quieres, has vencido. Sin embargo, si volvemos a leer 1 Juan 5:4-5 notaremos que claramente se nos dice que el punto de victoria es la creencia, la biblia dice que vencemos en el momento que creemos la voluntad de Dios sin depender de los resultados.
Por ejemplo: si estoy rodeado de problemas, no gano cuando encuentro la solución, sino en el momento en que, a pesar de ello, creo que Dios es mi eterno sustento. Si estoy enfermo, triunfo sobre la enfermedad no en el momento en que recupero la sanidad sino en el momento en que sostengo en mi corazón la creencia en que Dios es un Dios de sanidad y de vida, y que a la final, me vestirá con ellas. Tú y yo somos más que vencedores a partir del momento en que ponemos nuestra creencia en el Padre, en el Hijo de Dios, y en lo que nos dice su Palabra, no en los resultados, ni en lo que las circunstancia puedan gritar a nuestro alrededor.
No niego, sino afirmo que creer produce resultados tangibles en muchas de las circunstancias que nos rodean, pero sabemos que existen muchas circunstancias negativas que no cambiaran en este tiempo, sino recién cuando el Señor Jesucristo vuelva para restaurar a perfección todas las cosas; por eso, si basamos nuestro entendimiento de victoria en los resultados, muchas veces nos sentiremos derrotados, mas si lo basamos en lo que Dios cuenta como victoria nos será posible vivir como mas que vencedores. Si nos basamos en los resultados también podemos caer en el error de creer que estamos creyendo porque las cosas marchan bien, cuando en realidad no lo estamos haciendo; no te olvides que el adversario es astuto cual una serpiente
El propósito central de toda la actividad del diablo es que no creamos en lo que Dios dice. No importa el área, la forma, o el medio que él utilice, su objetivo es nuestra creencia, por eso cuando creemos a Dios vencemos al mundo; es decir: a satanás el padre de mentiras que mantiene al mundo bajo su mentiroso sistema para que no vean, ni crean donde esta la verdadera lucha y donde la verdadera victoria.

2 Corintios 4:8-9
Por eso aunque tengamos toda clase de problemas, no estamos derrotados. Aunque tengamos muchas preocupaciones, no nos damos por vencidos.
Aunque nos persigan, Dios no nos abandona. Aunque nos derriben, no nos destruyen
2 Corintios 5:7
Pues vivimos por la fe y no por lo que vemos.

(Versión: Palabra de Dios para todos)


Alejandro

martes, 20 de febrero de 2007

SERÁ COMO ESTÁ ESCRITO

Carta a un amigo

Bs. As. 13 de noviembre de 1994.

Amado, recordaba en estos días un cuento en el que había un perro que cada anochecer, al ver salir la luna, ladraba y ladraba demostrando gran fastidio y oposición al hecho. Aquel cuento proseguía diciendo que esto lo hizo vez tras vez y año tras año, hasta que cierta tarde, estado ya muy viejo, aquel perro murió; pero lo realmente conmovedor de aquella historia es que esa misma noche, a su debido tiempo, (ni un minuto antes, ni un minuto después) sobre el profundo azul del cielo, la luna volvió a aparecer.
Pensé entonces que, de igual modo, todos aquellos que al tomar contacto con la verdad de la palabra de Dios, se oponen a ella, actúan tan neciamente como el perro protagonista de aquel cuento. Muchos han blasfemado contra la palabra que Dios ha revelado, han intentado contrariarla, han intentado destruirla, han intentado hacerla desaparecer bajo un espeso manto de polvo. Sin embargo, todos murieron y fueron ellos los que, transcurrido el tiempo, terminaron bajo el polvo mientras que la Palabra de Dios y Su verdad inherente, ha permanecido invariable y así será por siempre, ya que (del mismo modo que, como en el cuento, el ladrar resulto ser un poder muy pequeño e incapaz de alterar las leyes que rigen sobre los astros) cualquier acción humana que, por cualquier causas, se oponga a la verdad de la Palabra de DIOS, no podrá jamás con ello hacer a Dios mentiroso ni evitar que se cumpla lo que ÉL ha dicho y hablado.
Ahora bien, dado que la decisión de seguir los caminos rectos de DIOS es un decisión diaria, también nosotros, los que hoy procuramos conocerle y amarle, si descuidamos nuestro corazón, podemos apartarnos y hacerlo a tal punto, que nos opongamos en incredulidad, eligiendo seguir nuestras propias opiniones, nuestros propios caminos. Por ejemplo; por mas que abundemos más y más en obras de caridad procurando obtener nuestra justificación ante DIOS, ella seguirá dependiendo solamente de nuestro haber creído en la obra redentora del Señor JESUCRISTO; o, por más condenaciones y castigo que nos impongamos a causa de nuestros pecados, DIOS, solo seguirá mirando y necesitando nuestro genuino arrepentimiento de corazón para perdonarnos; o, por más que fundamos nuestros cuerpos sirviendo, seguirá siendo El Amor de DIOS en la mente renovada en manifestación, lo que haga excelente el servicio; o. Por más que nos apartemos de Él y llevemos las 24 hs. De nuestras agenda en pos de un mejor plan para nuestras vidas, seguirá siendo DIOS el único que puede dar al hombre la prosperidad completa, sin añadir dolor con ella, y por más que tantas otras cosas mas, seguirá siendo solo DIOS y su palabra la mejor opción para nuestras vidas.
Así que, amado, en nada podemos afectar a la verdad de la Palabra de DIOS.
Ella seguirá su curso como un río caudaloso, y lo hará con nosotros o sin nosotros.
El anhelo de mi corazón (y para lo que también me preparo) es navegar vida arriba en las hermosas aguas de DIOS nuestro Padre, y que también vos, día a día hagas firme esta vocación; alejándonos así, cada día más de todo parecido con aquel perro que malgastando su vida ladrando, inútilmente, a la luna.

Mi amor por ti y mi oración en le poderoso nombre de nuestro Señor JESUCRISTO.

2 Corintios 10:5
a derribar falsos argumentos y toda especie de soberbia que se alza contra el conocimiento de Dios, y a hacer cautivo todo pensamiento rebelde y llevarlo a obedecer a Cristo.
(versión CST-IBS)
Alejandro
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LA PARTE POSIBLE

Carta a un amigo
Bs. As. Febrero 2 de 1995.

Amados en estos días, a la luz de la palabra de Dios y en especial a la luz de Jeremías 17:7-8, me puse a pensar en ciertos pasajes de mi vida y también en los de muchos de nosotros y he caído en la cuenta de un error no pequeño.
Como recordarás, Jeremías 17:7-8 dice que aquel hombre que confía en Jehová es bienaventurado, puesto que siendo como árbol plantado junto a las aguas, no verá cuando viene la sequía pues sus hojas seguirán verdes y su fruto permanecerá.
Coincidirás conmigo que estos versículos no presentan mayores dificultades para ser entendidos, más, he aquí lo que he observado: a menudo (a veces demasiado), nos encontramos luchando agónicamente para que no lleguen a nuestras vidas los tiempos de sequía (aunque la Biblia dice que llegarán), y en otras ocasiones, tal vez entendiendo esta realidad, nos abocamos a un sin número de obras, trabajando duramente, incluso hasta el agotamiento total, en la empresa gigante de mantener nuestras vidas frondosas y fructíferas. Pero, amigo mío, si vuelves a leer Jeremías 17:7-8, te darás cuenta que de todas las cosas que estos versículos muestran, hemos hecho casi todas menos una; la única que nos era necesario hacer.
Nada dice el pasaje de la escritura acerca del hombre impidiendo, por sus propias obras, los tiempos de sequía, o manteniendo, por la misma causa, su vigor y prosperidad; pero si es muy claro al señalar que dicha aventuranza es para el hombre que hace una cosa; confiar en Jehová. Confiar en Dios es lo que se requiere, confiar en Dios, esa es nuestra parte.
Es entonces que Dios mantiene en hermoso verdor y con abundancia de fruto nuestras vidas, a pesar de los tiempos de sequía. Compañero de mi alma, ¡¿No es acaso maravilloso y digno de nuestro buen Padre que esto sea así?!, de las partes nos ha dado la más sencilla, la única que nos es posible .
Al no esclarecer y establecer clara y correctamente las líneas divisorias que la Palabra de Dios traza en cuanto a cuales son sus responsabilidades y cuales las nuestras, muchas veces terminamos interponiéndonos nosotros mismos entre Dios y sus bendiciones para nuestras vidas.
Así que, amado, si en algo hemos de invertir nuestras almas, que sea en aprender a confiar en Dios ya que tenemos la bendita, incomparable e irrepetible oportunidad de disfrutar vidas cuidadas por Dios, nuestro poderoso Padre. La clave es simple, y la línea divisoria clara, nosotros confiamos en Él y entonces hoy, igual que siempre, Él hará.
Amigo ten por seguro que así será, pues fiel es aquel que lo prometió.

Salmos 37:4
Pon tu delicia en el SEÑOR, y El te dará las peticiones de tu corazón.
Salmos 37:5
Encomienda al SEÑOR tu camino, confía en El, que El actuará;
(versión La Biblia de las Americas)

Alejandro
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lunes, 19 de febrero de 2007

UN GRAN HOMBRE

Carta a un amigo.Buenos Aires, noviembre 23 de 1994Amado amigo, hace algún tiempo, en ocasión de encontrarme estudiando en mi Biblia el pasaje en 1ª Samuel 17 ( en el cual se relata La contienda entre David y Goliat) pensé que si tuviera que anunciar dicho acontecimiento, bien podría hacerlo diciendo que: en aquella ocasión un HOMBRE GRANDE (Goliat) se enfrentó a un GRAN HOMBRE (David); pretendiendo con tal juego de palabras poner en relieve, la existencia de dos modos diferentes de medir, tanto los hechos como las personas.
En aquel campo de 1ª Samuel 17, casi todos median la altura de Goliat, su entrenamiento y su poderosa armadura, ante lo cual, consideraban a David, como un rival muy pequeño; pero David uso otro patrón de medición completamente diferente, él puso sus ojos en su propio entrenamiento para creerle a DIOS, y en lo invencible de su propia armadura (la cual era DIOS) y ante eso, el que resultaba ser un rival muy pequeño, era Goliat. Cave destacar, que aunque también Goliat confiaba en la eficacia de su medición; la victoria de David muestra claramente quien fue de los dos el que uso la vara correcta.
Atravez de una grande propaganda, el mundo inculca sus valores, sus patrones y establece lo que él juzga verdaderamente grande. Pero nosotros no debemos usar jamás esa regla para medir nuestra estatura espiritual (si es que estamos buscando manifestar la gloria y el poder, que por la gracia de DIOS, mora en nosotros) amigo mío, ¿quién en su sano juicio intentaría medir la intensidad eléctrica de un circuito usando una regla métrica?.
La verdadera grandeza en la vida del hombre, reside en su intima relación con DIOS y la vara propuesta por el mundo, resulta inapropiada para medirla.
Por eso tú, nunca te midas, por ejemplo, en términos de lo que posees o de lo que careces, ni en habilidades naturales inhabilidades, y aunque parezca mentira, ni siquiera en términos de felicidad o falta de ella.
Tal vez, estas cosas ya no te confundan y a DIOS gracias doy por ello, pero a mi no me es molesto recordártelas y más aún cuando esta vara (la que el mundo propone) con frecuencia se nos presenta bajo el disfraz de medida espiritual; tendrá apariencia de verdad pero la negará. Ella buscará confundir nuestro sano entendimiento para inutilizarnos y quebrarnos, ella nos dirá que creemos cuando solo estamos asintiendo mentalmente, ella nos dirá que amamos cuando solo estemos manifestando un sentimentalismo vano, y aún en aquellas acciones a las que Dios nos anima, buscará anular nuestra eficacia, llevándonos, por ejemplo, a poner los ojos en la cantidad (sea poca, sea mucha) y no en el corazón con que DIOS quiere que se hagan. La cantidad de servicio prestado, la cantidad de gente que cree nuestro testimonio, la cantidad de seminarios tomados, etc., etc., etc., no son por si solos patrones válidos para utilizar a la hora de medirnos; más aún, ni siquiera lo que genuinamente hemos creído ayer vale para saber cual es hoy, nuestra estatura espiritual.
Amado, cuidémonos de no errar, si queremos ser espirituales, debemos medir espiritualmente. Si fallamos en esto, nuestra eficacia como hijos de DIOS, nuestro andar poderoso, será detenido y anulado.
Es el descuido en nuestro estudio serio e inteligente de la palabra de DIOS, lo que nos llevará siempre a poner la vista en cosas ilusorias y de valor esfímero. No habrá jamás grandeza genuina ni provecho verdadero donde DIOS no este. Y esto está muy lejos de ser una declaración idealista. Así que, compañero mío, si alguien piensa así, esta ciego y nada sabe, porque a la hora de la verdad, a la hora en que a las palabras se les reclama su respaldo, en los campos de Efes-damin, lo que casi todos tuvieron por grandeza, terminó siendo comida para las aves del cielo.
Manteen tu modo de pensar en la hermosa armonía con las palabras de nuestro Padre. Has que ella llegue a ser tu única norma de fe y práctica, para que teniendo en toda ocasión plena certidumbre de que mayor es que el que está en ti que el que está en el mudo, puedas vencer siempre, en cada uno de los campos en que te toque a ti luchar; completando así, también mi gozo.
Compañero amado, demos siempre gloria a DIOS nuestro Padre, porque ÉL es EL GRANDE, porque ÉL es EL ALTÍSIMO, porque ÉL es quien pelea nuestras batallas y nos lleva de triunfo en triunfo.

Mi mejor amor para ti, y mi oración siempre en el nombre de nuestro Señor Jesucristo.
2 Corintios 10:12
Pero no penséis que somos tan atrevidos como para contarnos o compararnos con esos que van por ahí ensalzándose sin recato, considerándose medida justa de las cosas y comparándose consigo mismos, con lo cual demuestran su falta de sensatez.
2 Corintios 10:13
Nosotros jamás nos jactaremos más de la cuenta, pues sabemos que es Dios quien nos ha dado la regla por la cual hemos de medirnos para llegar también hasta vosotros.
2 Corintios 10:17
Como dicen las Escrituras: "El que quiera gloriarse, que se gloríe del Señor",
2 Corintios 10:18
porque no vale más el que se alaba a sí mismo, sino aquel a quien Dios alaba.(versión CST-IBS)
Alejandro
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