martes, 20 de febrero de 2007

LA PARTE POSIBLE

Carta a un amigo
Bs. As. Febrero 2 de 1995.

Amados en estos días, a la luz de la palabra de Dios y en especial a la luz de Jeremías 17:7-8, me puse a pensar en ciertos pasajes de mi vida y también en los de muchos de nosotros y he caído en la cuenta de un error no pequeño.
Como recordarás, Jeremías 17:7-8 dice que aquel hombre que confía en Jehová es bienaventurado, puesto que siendo como árbol plantado junto a las aguas, no verá cuando viene la sequía pues sus hojas seguirán verdes y su fruto permanecerá.
Coincidirás conmigo que estos versículos no presentan mayores dificultades para ser entendidos, más, he aquí lo que he observado: a menudo (a veces demasiado), nos encontramos luchando agónicamente para que no lleguen a nuestras vidas los tiempos de sequía (aunque la Biblia dice que llegarán), y en otras ocasiones, tal vez entendiendo esta realidad, nos abocamos a un sin número de obras, trabajando duramente, incluso hasta el agotamiento total, en la empresa gigante de mantener nuestras vidas frondosas y fructíferas. Pero, amigo mío, si vuelves a leer Jeremías 17:7-8, te darás cuenta que de todas las cosas que estos versículos muestran, hemos hecho casi todas menos una; la única que nos era necesario hacer.
Nada dice el pasaje de la escritura acerca del hombre impidiendo, por sus propias obras, los tiempos de sequía, o manteniendo, por la misma causa, su vigor y prosperidad; pero si es muy claro al señalar que dicha aventuranza es para el hombre que hace una cosa; confiar en Jehová. Confiar en Dios es lo que se requiere, confiar en Dios, esa es nuestra parte.
Es entonces que Dios mantiene en hermoso verdor y con abundancia de fruto nuestras vidas, a pesar de los tiempos de sequía. Compañero de mi alma, ¡¿No es acaso maravilloso y digno de nuestro buen Padre que esto sea así?!, de las partes nos ha dado la más sencilla, la única que nos es posible .
Al no esclarecer y establecer clara y correctamente las líneas divisorias que la Palabra de Dios traza en cuanto a cuales son sus responsabilidades y cuales las nuestras, muchas veces terminamos interponiéndonos nosotros mismos entre Dios y sus bendiciones para nuestras vidas.
Así que, amado, si en algo hemos de invertir nuestras almas, que sea en aprender a confiar en Dios ya que tenemos la bendita, incomparable e irrepetible oportunidad de disfrutar vidas cuidadas por Dios, nuestro poderoso Padre. La clave es simple, y la línea divisoria clara, nosotros confiamos en Él y entonces hoy, igual que siempre, Él hará.
Amigo ten por seguro que así será, pues fiel es aquel que lo prometió.

Salmos 37:4
Pon tu delicia en el SEÑOR, y El te dará las peticiones de tu corazón.
Salmos 37:5
Encomienda al SEÑOR tu camino, confía en El, que El actuará;
(versión La Biblia de las Americas)

Alejandro
----------------------------------------------------------------------
Si desea leer otras notas, al pie de página encontrará los ítems “Entradas antiguas” y "Entradas recientes". Haciendo click en ellos, usted podrá acceder a las mismas.